En la década de 1950, Cuba vivió una explosión artística con la creación del grupo “Los Once”, pioneros del arte abstracto. Antonio Vidal, uno de sus fundadores, dejó su huella con su creatividad y exploración de diversos materiales. Su obra “S/T (Matérico)” de 1952, perteneciente a la colección de Estate Antonio Vidal, es un ejemplo emblemático de esta época, combinando tela, papel y cuerda en una composición abstracta de collage.
La conservación de estas obras presenta retos debido a la variedad de materiales y técnicas utilizadas, muchos de ellos de calidad no profesional y con un ciclo de vida limitado. Para los restauradores, el desafío principal es mantener la integridad original de las piezas a pesar de su rápido deterioro.
En este contexto, el uso de un reloj vintage de los años 50, como el Cuervo y Sobrinos Roskopf, se convierte en una herramienta esencial. Permite un control preciso del tiempo en cada etapa del proceso de restauración, al mismo tiempo que añade un toque romántico y sentimental al trabajo. Este reloj no solo contribuye a la precisión técnica, sino que también crea una conexión tangible con la época de las obras, rindiendo homenaje a la historia y al espíritu de aquellos años.